Ciudad de mar y de antiguas orígenes, Siracusa es el punto de partida para explorar el homonima provincia. Alargandose en el mar con la isla de Ortigia, la ciudad es rica de testimonios históricos de pueblos que en el pasado la dominaron, a partir de la fundación en el VIII siglo antes de Cristo, por parte de los colonos griegos provenidos de Corinto, luego pasando bajo otras dominaciones como la romana, árabe, bizantina y normanda. A partir del centro histórico de la ciudad de hecho están presentes las ruinas imponentes del Templo de Apolo y de Artemide; construido en el siglo VII antes de Cristo. Es el más antiguo templo dorico de Sicilia. Prosiguiendo largo la vía central se pueden admirar las muralas griegas erguidas por Dioniso el Viejo que llegan hasta a Puerta Marina; mientras que, por el jardín del Foro Italico se puede llegar a la Fuente Aretusa, antiguo manantial de agua dulce procedente de una cueva que degrada hacia el mar. Por lo que concerne la Catedral, surgió en la época bizantina pero gravemente dañada por el terremoto de 1693, representa un excepcional ejemplo de estratificación de estilos diferentes, pero perfectamente mezclados entre ellos; al interior están presentes las columnas doricas del Templo de Atenea. Entre las arquitecturas civiles se señalan el PaLacio Arzobispál, PaLacio Beneventano del Bosque y PaLacio del Senado; cerca de la Basílica paleocristiana de San Martino se encuentra PaLacio Bellomo que data del año 1200, hoy sede de la galería regional, rica de esculturas renacimental des artistas Gagini y Mazzolo. El Castillo de Maniace, de época suabia domina la extrema punta de esta isla; mientras, el barrio de Neapolis incluye el monumental parque arqueológico con dentro no sólo el teatro griego, el más famoso del mundo antiguo y hoy sugestivo escenario de acontecimientos teatrales, sino también la Latomia del Paraíso, la Ara de Ierone y el Anfiteátro romano. En el resto de la provincia se aconseja la visita de Pantalica, inmersa entre historia y naturaleza gracias a la presencia de la reserva natural del Valle del Anapo; situada en un promontorio del valle del Asinaro, se encuentra Noto, cuna del barroco Siciliano y declarado Patrimonio de la humanidad, donde se pueden visitar la Catedral, los tres paLacios del ‘800, el Vescovile, la Lanolina y el Ducezio, y el monumental complejo del Sanctisimo Salvador que comprende el monasterio, la Basílica y el seminario. Por último, es interesante ir al Palazzolo Acreide, otra cuna del barroco Siciliano de Val de Noto.