Los protagonistas de la cocina cremonese son el turrón y la mostaza; esta última se remonta al período medieval y prevé la utilización de fruta confitada a toques grandes o enteros con la adición de mostaza y de mosto addensato por cocción, a menudo en compañía de platos de carne hervida, del buey a la gallina local. Además de turrón y mostaza la gastronomía cremonese es rica de especialidades que hunden sus raíces en las tradiciones campesinas: empezando por los célebres marubini cocinados en la grasa de caldo, distintos tipos de carne hervida, entre los que domina la gallina, pero sobre todo el célebre cotechino, gran plato fuerte que se acompaña frecuentemente a la polenta y las lentejas. Y luego los embutidos, entre ellos el conocido salame perfumado al ajo, el culatello y todos los tipos de productos procedentes de la cría de cerdos. Los postres típicos son los tortelli cremaschi, con un fondo ligeramente dulce, la Sbrizulusa, una tarta seca de harina de maíz y trigo mezclada con manteca, corteza de limón y un cuacharadita de licor, y la Bertolina es un dulce hecho en casa, antiguamente producto con pasta de pan, ahora con masa para tartas, pero siempre a base de uva fresa. Entre los vinos típicos de Cremona destaca el San Colombano al Lambro.